Por lo tanto, cuando interpretamos un poema bíblico, debemos leerlo a la luz de lo que el resto de la Biblia dice acerca del tema. Por ejemplo, el Salmo 1 contrasta la senda de los justos con la de los malos. El Salmo 1:3 dice: “Y todo lo que hace, prosperará.” Si el versículo es tomado por sí solo podría entenderse que los justos prosperarán en todo lo que emprendan. Este versículo, llevado a un extremo, podría convertirse en el fundamento de una doctrina que enseñe que los pobres, los que sufren,
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